lunes, 21 de octubre de 2013

IV Trail Trudetania. Soy finisher


La terminé. Hice la Turdetania. Recuerdo las veces que he dado vueltas al asunto. En junio durante la cena del club Miguel Vargas me insistió en que la hiciese, que podría terminarla. No las tenía todas conmigo, no he corrido ni siquiera una media maratón (21 km) y me estaba planteando hacer 61 kilómetros. Cogí el guante y me apunté. Empecé a entrenar con mayor intensidad, llegué a correr 20 km, e incluso llegué a los 30 entrenando por parte del recorrido que ayer realicé.
La salida tuvo lugar a las 8:05 de la mañana, aún de noche vimos como amanecía cuando corríamos junto a un pantano, una estampa impresionante. Frente a mí, una hilera de locos y locas dispuestos a completar este trail. Fue al principio cuando peor lo pasé, justo después de esa bajada que se ve en la foto que preside este post, me empezó a doler la rodilla izquierda. El tramo irregular con mucha piedra se cebó sobre mi rodilla, no podía creerlo, había transitado por este tramo en otras dos ocasiones durante los entrenamientos y nunca tuve ningún problema. Pero ayer el dolor era insoportable, varias veces pensé que no iba a terminar, que con ese dolor era imposible acabarla. Subí la cuesta de la culebrilla (otros le llaman la de Kung-Fu) y me di cuenta de que andando no me dolía, solo cuando empezaba a correr me resentía. Subí con dos compañeros Rafa y Juan, me dieron un ibuprofeno y poco a poco me fue haciendo efecto. No podía bajar la cuesta corriendo como hacía todo el mundo, el dolor era insoportable. Me cruce con el coche de Luis en el que también iba Dolores, mujer de Floren, compañero de Club que quedó entre los diez primeros. A punto estuve de decirles que no podía más. Menos mal que pasaron rápido. Pensé en Súper Paco. Abajo, en la cantina (primer avituallamiento) esperaban media docena de compañeros que no corrían pero que habían venido a animarnos. Cuando salí del avituallamiento Miguel Hidalgo me dijo "Gorka tu esto lo tienes bien preparado", le respondí "sobre todo de cabeza". El dolor aún estaba ahí pero remitía, ya podía correr, me puse los auriculares y cuando creía que iba solo me puse a cantar Doctor Deseo a todo pulmón, pronto me di cuenta de que detrás venía un corredor que sonriendo me dijo "veo que vas entretenido" era el kilómetro 28, poco a poco la máquina funcionaba y en la cuesta del toro me cruce con Enrique Sánchez que había tenido una caída aparatosa y tenía la nariz ensangrentada, juntos fuimos unos diez kilómetros. Pero a mí me apetecía correr un poco más así que tiré hacia delante, al llegar a Castilblanco, segundo avituallamiento (podemos decir que completé mi primera maratón 42 km) aproveché el momento, comí platano, barritas enegeticas y me hidraté muy bien, cargué mi camelbak con agua y bidón con isotónico. Allí me encontré con la pareja del ibuprofeno, Rafa lo estaba pasando mal y Juan decidió tirar conmigo, a las afueras del pueblo estaba toda mi familia con otras compañeras del club animándonos, llegar a ese punto fue vital para la motivación encontrar allí a mi mujer, mi hija e hijo, padre, madre... Me cargó de energías y tuve la certeza de que los quince kilómetros que me quedaban los iba a terminar. Juan se resentía de sus calambres, hay que decir que cogió el dorsal de otro miembro del club que no podía correr y lo hizo sin mucho entrenamiento. Todo un ejemplo de pundonor el de Juan.
Durante ese final las piernas estaban muy cargadas y casi todo el recorrido lo hice andando, de vez en cuando corría. El final lo conocía bien ya que coincidía con parte de la marcha a San Benito que hacemos todos los años en septiembre.
En el último tramo de nuevo la familia esperando y mi hija me dio la mano. Entramos juntos, cuando llevamos unos metros, me dice "Aita me duele la tripa de correr", paramos un poco y a punto estuve de decirle que a mí me dolía hasta el pelo.
Subí al podium con la hija y la bandera del club, al ser una prueba no competitiva todos los participantes suben al podium.  
Después duchita, comer y a descansar en el sofá.
Hoy ni moverme puedo, eso sí espiritualmente estoy rebosante.

Próximo objetivo "Maratón Sevilla 2014", con 38 años que tengo creo que esto de correr está siendo el mejor de los ejercicios preventivos contra la crisis de los cuarenta.

domingo, 20 de octubre de 2013

Lo hice

Conoces esa expresión de "no se calla ni debajo del agua", pues yo soy eso pero en blogs, nada me calla y puedo ponerme a escribir sin problemas. Pero hoy tengo ciertas dificultades, prometo que he pensando mucho durante los 61 km de la Turdetania y me he motivado diciéndome eso de puedo escribir esto o aquello en la crónica del blog. Pero no puedo, son tantas las sensaciones las emociones que me bloqueo, o por lo menos entiendo que podría estar aquí escribiendo y citando a mis compañeros de club y otras que me he encontrado durante la carrera de la Turdetania pero lo haré expresando la sensación de plenitud cuando crucé la meta de la mano de mi hija y con la animación de mi familia auténtica y me familia cuatrocaminera que estaba ahí alentándome. Qué emoción. El año que viene repito, aunque empezaré a pensarlo el martes o miércoles cuando imagino se disipe este dolor de piernas. Parar terminar un comentario especial a mi compañero Enrique Sánchez que tras una aparatosa caída ha terminado esa magnífica prueba deportiva.
Fue un placer contar aquí todas mis peripecias durante los entrenamientos.

lunes, 14 de octubre de 2013

Turdetania 12/13 o sobre como afinar subiendo al monte y corriendo al día siguiente


Esta semana ha sido de poco entrenamiento, por así decir tanto solo lo he hecho un día. El miércoles que hice 7 km en la elíptica durante 45 kilómetros. El resto ha sido entrenamiento activo.
El sábado subimos al Pico Veleta y el domingo corrí en el Parque Miraflores la cuarta edición del circuito del IMD de Sevilla. Sinceramente lo hice por cabezonería, las piernas estaban bastante tocadas pero entendí que solo forzando la máquina y enfrentándome de nuevo a mis pensamientos derrotistas estaría entrenando la cabeza para la carrera de este domingo. Sí ESTE DOMINGO.

En total la semana han sido:

  • miércoles: 7 km.
  • sábado: 14 km. (con 2000 m. de desnivel)
  • domingo: 10 km.
        Total semana: 31  km.

En la foto el del medio soy yo, a mí derecha con gafas está Enrique que también hará la Turdetania este domingo. Eramos de los que pensábamos que este entrenamiento nos vendría bien a una semana vista del día de la competición, creo que no nos equivocamos.
Salimos de La Algaba a las 5 de la mañana y llegamos a la Hoya de la Mora (desde Granada por la A-395) a las 8:30. Empezamos a andar sobre las 9 en cuenta el track que se había descargado Enrique en el GPS, llegamos a un punto en el que decidimos que subiendo haríamos lo más difícil y bajando lo más fácil. Pero claro el GPS no te dice las piedras que hay por el camino, resultó ser al revés. Subimos paralelos a los remontes e incluso vimos bajar y subir varios autobuses que llegaban a la cumbre. No hay 3000 más fácil en toda la península. La subida era bastante sosa hasta que dos cabras montesas con una gran cornamenta, hicieron presencia cuesta abajo. De vez en cuando se paraban nos miraban y seguían su curso. 
Llegamos a la cumbre y contemplamos la belleza de una Sierra Morena que en breve será Blanca. Comenzamos a bajar y llegamos al refugio de la Carihuela. Allí coincidimos con dos montañeros de Alicante que en breve subirán al Aconcagua, estuvimos charlando también con otros grupos de montañeros y montañeras que iban rumbo a la cumbre del Veleta. Seguidamente bajamos por una zona complicada, mucha piedra y ademas suelta.



Llegamos al coche a las 16:00 horas, teníamos el tiempo suficiente como para tomar un reconstituyente zumo de cebada y emprender la marcha hacia casa. Una jornada interesante y provechosa.
El domingo tocaba forzar un poco las piernas. Decidí correr en Miraflores los 10 kilómetros. Fui sin intención de marca ni tiempo, solo a soltar piernas. En los primeros kilómetros me di cuenta de que no podía forzar mucho la máquina y poco a poco vi como se alejaba el globo de los 50' de repente un corredor me preguntó cuánto vamos "casi cuatro kilómetros" le respondí. Vi que corríamos juntos, en torno al kilómetro seis me volvió a preguntar, era un hombre alto, corpulento de esos que ubicas más en una cancha de baloncesto que en una carrera de atletismo. Su forma de correr era como la de un militar que mueve mucho los hombro y corre en tensión. Seguimos corriendo juntos, no nos conocíamos de nada pero los dos nos retroalimentábamos, nuestros ritmos acompasado, si uno de los dos subía un poco el otro se ponía en breve a la par, si nos teníamos que subir a la acera para adelantar a alguien a los pocos metros de nuevo nos juntábamos. Sin conocernos de nada hicimos juntos la carrera, cuando llegamos al kilómetro 9 tras un emotivante "ya no queda nada" nos presentamos. Se llamaba Paco y era la primera vez que corría los diez kilómetros, hacía poco que había empezado a correr, concretamente el 27 de septiembre la Nocturna del Guadalquivir (8,5 km). Me vi reflejado en él, cuando el año pasado empecé a correr y 10 kilómetros me parecían un mundo. Ahora los 61 km del domingo me parecen una Galaxia, pero está ahí para ser conquistada.
Contando las horas.

lunes, 7 de octubre de 2013

Turdetania 11/13 o sobre como precipitarse inexorablemente al día D


El 20 de octubre ya está aquí.
Lo que no haya hecho hasta ahora no lo podré remediar. No hay vuelta atrás.
Esta semana ha sido de una intensidad media, el martes salí a correr 9 kilómetros y el miércoles volví tras varias semanas al gimnasio hice 45' de elíptica y 30' de escaleras. El colofón fue el sábado que junto al compañero Enrique. Hicimos parte del recorrido por el restringido un circuito circular de 25 kilómetros. La cosa es que me encontré muy bien, tuve la misma sensación que tuve tras terminar San Benito la semana anterior, podría haber corrido algo más.
Como comentaba en Facebook, esto es un proceso de coger confianza. No de estar confiado.
La semana que entra se plantea tranquila ya que el sábado un grupo de montañeros iremos a Sierra Nevada a subir al Pico Veleta, será la segunda vez en este 2013 nos aventuramos a subir montes. Lo peor de todo es que el compañero Montero está decidido a subir el Mont Blanc en 2015. No seré yo quien le quite las ganas, es más creo que con su insistencia estoy empezando a convencerme de que va en serio. Todo se verá, sería algo especial cumplir los cuarenta y subir a lo más alto de Europa Occidental. Nuevos retos se ciernen sobre mis piernas, con lo a gustito que estaban ellas en el sofá...