jueves, 1 de enero de 2015

Orgullo de padre en la San Silvestre barakaldesa

Muchas cuestiones se han resuelto en este último tramo del pasado año. Una de ellas es que seguramente no concluiré mi objetivo de la Maratón de Sevilla, no estoy en la forma física óptima y saldré a correr la mitad de la distancia o lo poco más que se pueda.
Ya más adelante analizaré el por qué he llegado a esta conclusión. El año lo terminaba corriendo, descarté subir al Gorbea como venía haciendo desde hacía 14 años, para participar en la San Silvestre barakadesa que se realizaba por segundo año. Lo cierto es que hecho un buen tiempo, con un promedio de 5:01


El trazado con cuestas, a lo que no estoy acostumbrado. Corrí con mi hermano Mikel y un amigo suyo Juanjo, al que también considero mío. Nos juntamos con más compañeros, cuñada y cuñado de Juanjo, Castillo, la Go-Pro y amigas de Castillo... que con ilusión encarabamos la última rampa del 2014 haciendo deporte,



el ámbiente que se vivía era muy agradable. Estábamos en el centro de nuestro pueblo (yo soy afortunado en tener dos pueblos: Barakaldo y La Algaba) hablábamos unos con otros, calentábamos, algunos disfrazados, otros ataviados con ropa técnica antifrío...
Se dio la salida y empezamos a buen ritmo. A la mitad de recorrido escuchamos a un corredor que llevababa GPS que íbamos sobre un promedio de 5:08, el ritmo era bueno. En la cuesta Eguzkiagirre nos cruzamos en el dueño de deportes OTO (uno de los patrocinadores de la prueba) con el que tuvimos una agradable anécdota, de esas que le gustan a mi hermano. Sobre el kilómetro cuatro empecé a sufrir pero en ningún momento quise aflojar o decir a Juanjo o Mikel que aminoraran, formamos un trío bien avenido. Cuando llegamos a la plaza del monumento y enfilamos el paseo de los Fueros ya estaba todo hecho, especulamos con el tiempo que haríamos y decidimos entrar de la mano. Tras correr por la arteria principal de Barakaldo llegamos a una Herriko Plaza donde nos animaban nuestras madres, mujeres e hijas, sensacional. Nos agarramos y entramos los tres juntos con un tiempo muy bueno, rozando los 30'.
Pero sin duda el momento más emocionante fue correr, previamente, con mi hija Candela su segunda carrera (su segunda San Silvestre barakaldesa) y mi sobrina Maialen. Candela lo hizo genial, no se quejó y se le vio disfrutar. De vez en cuando miraba para atrás para cerciorarse de que aún la seguía y me sonreía, esa sonrisa, ese disfrute con el deporte ha sido una de las mejores sensaciones que se pueden tener para terminar un 2014 que ha sido pobre en objetivos deportivos.

Eso sí, el 2015 se va a enterar.

Crédito de la imagen: BarakaldoDigital.com

Enhorabuena a la organización de la carrera, la sección triatleta de la Sociedad Ciclista Barakaldesa. Se consolida una prueba que era muy deseada en nuestro pueblo (tengo dos;)