lunes, 14 de octubre de 2013

Turdetania 12/13 o sobre como afinar subiendo al monte y corriendo al día siguiente


Esta semana ha sido de poco entrenamiento, por así decir tanto solo lo he hecho un día. El miércoles que hice 7 km en la elíptica durante 45 kilómetros. El resto ha sido entrenamiento activo.
El sábado subimos al Pico Veleta y el domingo corrí en el Parque Miraflores la cuarta edición del circuito del IMD de Sevilla. Sinceramente lo hice por cabezonería, las piernas estaban bastante tocadas pero entendí que solo forzando la máquina y enfrentándome de nuevo a mis pensamientos derrotistas estaría entrenando la cabeza para la carrera de este domingo. Sí ESTE DOMINGO.

En total la semana han sido:

  • miércoles: 7 km.
  • sábado: 14 km. (con 2000 m. de desnivel)
  • domingo: 10 km.
        Total semana: 31  km.

En la foto el del medio soy yo, a mí derecha con gafas está Enrique que también hará la Turdetania este domingo. Eramos de los que pensábamos que este entrenamiento nos vendría bien a una semana vista del día de la competición, creo que no nos equivocamos.
Salimos de La Algaba a las 5 de la mañana y llegamos a la Hoya de la Mora (desde Granada por la A-395) a las 8:30. Empezamos a andar sobre las 9 en cuenta el track que se había descargado Enrique en el GPS, llegamos a un punto en el que decidimos que subiendo haríamos lo más difícil y bajando lo más fácil. Pero claro el GPS no te dice las piedras que hay por el camino, resultó ser al revés. Subimos paralelos a los remontes e incluso vimos bajar y subir varios autobuses que llegaban a la cumbre. No hay 3000 más fácil en toda la península. La subida era bastante sosa hasta que dos cabras montesas con una gran cornamenta, hicieron presencia cuesta abajo. De vez en cuando se paraban nos miraban y seguían su curso. 
Llegamos a la cumbre y contemplamos la belleza de una Sierra Morena que en breve será Blanca. Comenzamos a bajar y llegamos al refugio de la Carihuela. Allí coincidimos con dos montañeros de Alicante que en breve subirán al Aconcagua, estuvimos charlando también con otros grupos de montañeros y montañeras que iban rumbo a la cumbre del Veleta. Seguidamente bajamos por una zona complicada, mucha piedra y ademas suelta.



Llegamos al coche a las 16:00 horas, teníamos el tiempo suficiente como para tomar un reconstituyente zumo de cebada y emprender la marcha hacia casa. Una jornada interesante y provechosa.
El domingo tocaba forzar un poco las piernas. Decidí correr en Miraflores los 10 kilómetros. Fui sin intención de marca ni tiempo, solo a soltar piernas. En los primeros kilómetros me di cuenta de que no podía forzar mucho la máquina y poco a poco vi como se alejaba el globo de los 50' de repente un corredor me preguntó cuánto vamos "casi cuatro kilómetros" le respondí. Vi que corríamos juntos, en torno al kilómetro seis me volvió a preguntar, era un hombre alto, corpulento de esos que ubicas más en una cancha de baloncesto que en una carrera de atletismo. Su forma de correr era como la de un militar que mueve mucho los hombro y corre en tensión. Seguimos corriendo juntos, no nos conocíamos de nada pero los dos nos retroalimentábamos, nuestros ritmos acompasado, si uno de los dos subía un poco el otro se ponía en breve a la par, si nos teníamos que subir a la acera para adelantar a alguien a los pocos metros de nuevo nos juntábamos. Sin conocernos de nada hicimos juntos la carrera, cuando llegamos al kilómetro 9 tras un emotivante "ya no queda nada" nos presentamos. Se llamaba Paco y era la primera vez que corría los diez kilómetros, hacía poco que había empezado a correr, concretamente el 27 de septiembre la Nocturna del Guadalquivir (8,5 km). Me vi reflejado en él, cuando el año pasado empecé a correr y 10 kilómetros me parecían un mundo. Ahora los 61 km del domingo me parecen una Galaxia, pero está ahí para ser conquistada.
Contando las horas.

1 comentario:

  1. Mucho ánimo el domingo, estoy seguro que puedes con tu desafío. Un abrazo. David

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