lunes, 23 de noviembre de 2015

De vuelta a Ítaca pasando por las Cabezas de San Juan

No pretendo equipararme a Ulíses y su Odisea, pero salvando las distancias es muy parecido a lo que me está pasando a mí con la vuelta a recuperar mi forma física. No me comparo con Ulíses porque no soy tan constante e incluso me dejo llevar por cantos de sirenas (patatitas fritas, cervecitas, alubiadas varias...). Eso es lo que necesitaba yo que me atasen las manos a la silla para dejar de comer de una vez.

Llevaba una semana y media sin salir a correr y llegó el domingo, carrera popular Rafael de Riego a la que nuestro club aspiraba a ganar el premio al club con más participantes finalistas.
Ahí estaba la clave: "finalistas". Había que terminar una carrera que a priori se planteaba complicada con bastantes cuestas. La decisión estaba tomada, la estrategia era llevar un ritmo asequible, nada de forzar. En el calentamiento me crucé con Manuel, todo un ejemplo en progresión y constancia, y quedé en hacer con él la carrera, se nos unieron Sara y Enriqueta que también hacía tiempo que no entrenaban. Fue una carrera muy agradable, con risas y charleta mientras las cuestas nos lo permitían. El trazado de dos vueltas con unos 4,6 km cada una, era muy sinuoso. La gente se agolpaba en los márgenes para animarnos, pero curiosamente no animaban. Estaban ahí como las vacas viendo pasar el tren. Hasta que Sara pegó un grito "¡Venga hombre aplaudan y animen!" Qué susto me pegó, hasta yo me puse a aplaudir por si acaso. Manuel llevaba el tempo de la carrera. A veces yo tenía la tentación de ir hacia adelante, pero no. Aquella carrera era para disfrutarla en compañía, y de la buena. El final llegó y en la última curva nos esperaba una de las hijas de Enriqueta que se unió a nosotros, nos cogimos de las manos y entramos en meta juntos. Me gustó el gesto, me gustó la carrera.

Hasta llegar a Ítaca me esperan carreras populares de nuevo, la San Silvestre de Barakaldo, medias maratones (quizá la de la Cartuja el 30 de enero) y el mayor de los desafíos, que no concluiré seguramente, el maratón de Sevilla el 22 de febrero, justo dentro de 3 meses. Tres meses en los que o cambian mucho las cosas o mi Penélope tendrá que seguir esperando.