lunes, 16 de julio de 2012

Nunca había llegado tan alto (Mulhacén)


El pasado 4 de julio, sin ningún ánimo de celebrar el día de los EE.UU., subí con mis amigos Alberto y Mikel al pico más alto de la península (Mulhacén 3.478 m.)
Mi relación con el deporte últimamente es muy pobre, sigo estando en el peso más alto que recuerdo. En torno a los 90 kgs. (mido 1,72). Quizás sea una de las consecuencias por las que este blog tenga pocas entradas me refiero a lo de hacer poco deporte no a lo de pesar tanto.
Cuando me propusieron hacer el Mulhacén no me lo pensé, aunque sabía que iba a sufrir. A decir verdad siempre que he subido a una montaña de más de 3000 metros he sufrido. Debía prepararme para ello y un mes antes empecé a entrenar, corrí por mi pueblo y fui subiendo el tiempo. Al principio  me costó llegar a los 30 minutos pero pronto me puse en los 55' sin mucho problema. A falta de montes cercanos (vivo en la vega del Guadalquivir) fui a consumir algunas de las sesiones que aún me quedaban del gimnasio (en junio del año pasado compré un bono de veinte y a día de hoy me quedan cinco) allí hice elíptica y stepping. Todo sin un plan prefijado pero haciendo algo al menos cuatro veces a la semana. Conseguí bajar tres kilos, uno de mis objetivos cumplidos quitarme lastre.
Llegué a la montaña, más o menos preparado y las piernas me aguantaron. Sabedor de que con al menos diez kilos menos mi subida habría sido más saludable y placentera.
Para subir a la montaña no solo es importante la preparación física, que lo es, también tu capacidad de resistencia. Esto último se va curtiendo subiendo y bajando, en mi caso lo vengo haciendo seriamente desde que subí con compañeros de equipo de balonmano en noviembre de 2004 el Gorbea. Poco a poco el balonmano nos fue dejando y se instaló en nosotros una pasión por subir cumbres.
En esta ocasión dos de aquellos compañeros me acompañaron a la cima del Mulhacén. Dicen que tres es el mejor número de personas para subir a la montaña, por lo menos es el mínimo siempre es bueno que en caso de accidente uno se quede con el herido y otro pueda acudir a pedir auxilio. Lo cierto es que tres es ideal, con el inconveniente de que no se puede jugar al mus.
Alberto, Mikel y un servidor hicimos el siguiente recorrido:

  • dejamos el coche la central hidroeléctica de Poqueira (1500 m.) nos encontramos con unos ingenieros que nos sugirieron dejar el coche en una zona que no molestaba para sus labores,
  • al inicio de la caminata nos confundimos ya que un hito del sendero está puesto en un cruce del que no se ve el ramal que asciende; además teníamos la indicación de seguir el curso del río y eso hicimos. Cuando llegamos a una zona que no había salida deshicimos lo andado y volvimos al cruce en el que vimos como el camino empedrado ascendía
  • la subida fue pausada e íbamos viendo el curso del río a nuestra izquierda, hasta que llegamos a la acequia baja donde la pendiente empezaba a hacer mella. El tramo final que se hace junto a las varas naranjas que se utilizan para ver la profundidad de la nieve, fue brutal y rompedor.
  • tras un repecho vimos a lo lejos el refugio de Poqueira (2500 m.) en el que pernoctamos y preparamos nuestros cuerpos para el día siguiente. Un lujo.
  • al día siguiente a las 8 empezamos a andar hacia la cumbre, fue sencillo, pero las piernas se resentían. 
  • a las 11:30 ya estábamos arriba tomando un aperitivo junto a cabras montesas que saltaban y corrían como quitando importancia a lo que habíamos hecho, subir a lo que para nosotros era la cumbre más alta antes alcanzada. Ciertamente nos dijimos "no ha sido tan difícil"
  • el montañismo no es solo subir hay que bajar y fue entonces cuando la montaña celosa quizás por nuestra marcha al llano o quien sabe si herida en el orgullo por nuestra arrogancia, hizo presencia en forma de un potente viento que nos obligo a agacharnos para no perder el equilibrio, gafas y gorras a punto estuvieron de bajar solas hasta la central hidroelética,
  • llegamos al coche con la satisfacción de haber cubierto una etapa más en nuestra carrera,pero sobre todo habiendo forjado un poco más nuestra amistad con el deporte como encima principal.
Y aquí estoy otra vez en el llano,pensando en más montañas, eso sí sabedor de que... o bajo peso o mis piernas se me revelarán algún día. Los días posteriores a la bajada del Mulhacén fueron duros, pisar el embrague temerario, bajar escaleras una osadía, portar a mi hija en brazos una tortuga... 
Me he propuesto un objetivo: bajar diez kilos antes del nacimiento de mi segundo hijo, mi mujer sale de cuentas el 30 de octubre, espero que el zagal no se adelante. 
Hoy ya he hecho 18' de elíptica, 15' de cinta y 15' de stepping. 
Veremos mañana. 
Os seguiré contando.