Como puedes observar por la foto el día fue muy bueno, sin una nube pero desde el jueves había estado nevando por encima de los mil metros, lo que nos presentaba una cumbre repleta de nieve. De hecho desde la altitud de 1500 metros los senderos y pasos estaban repletos de nieve, haciendo honor al nombre de la Sierra que transitamos (Sierra de las Nieves), incluso de placas de hielo hicieron de las suyas con algún tropezón que otro.
Desde la cumbre pudimos divisar el peñón de Gibraltar, incluso Ceuta se veía. Perfectamente la ciudad de Málaga y la magestuosa Sierra Nevada al oeste, también otras cumbres cercanas. Un paisaje impresionante.
Como en todas las salidas reinó el buen rollo y compañerismo. En esta ocasión contamos con la compañía de un compañero del Club Turdetania, Felix, experto en actividades de montaña, y su fiel amigo León, que se comportó como una auténtica cabra montesa.
Además de contemplar el Pinsapar, conjunto de abetos endémicos cuya presencia en Europa Occidental está reducida a la Sierra de las Nieves y Grazalema, también pudimos ver un nevero donde antiguamente se guardaba la nieve para consumo doméstico cuando aún no existían los modernos frigoríficos. El nevero que vemos en la siguiente imagen dejó de utilizarse en 1931.
Justo en ese punto nos desviamos por un tramo más difícil que nos llevaría a un valle. Tuvimos que bajar un poco y hacer unos kilómetros más de lo previsto pero nos mereció la pena. Las vistas eran inmejorables. Tuvimos que pasar por un tramo aparentemente difícil, junto a la cueva del silencio, que tenía una cadena para facilitar el paso.
En definitiva, un día de montaña redondo. Vamos levantando la cabeza y nuevos retos se contemplan en el horizonte.
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